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Desde la azotea de una polifacética ligeramente pirada...

Mudanzas

Mudanzas

Llegó el momento. Me mudo aquí
No voy a cerrar este blog de momento. Me cuesta marcharme, porque estaba a gustito :)). Espero sentirme bien en el nuevo, y espero que os guste. No hay grandes cambios, viene a ser lo mismo, pero ordenado de otra manera :D.
Nos vemos allí ;)

Imagen:Jeremy C Thomason
08:07 p.m. Escuchando: Boedekka "The piper, the devil, the poet and the priest"

¿Fotomatón?

¿Fotomatón?

Esta mañana, al abrir el blog de Alex, El frasco del odio , me he encontrado con una imagen un tanto especial. Él explica que ya le dedicó hace tiempo un post a la pintora Leticia Delboy, que al parecer pinta unos extraños retratos imaginarios. Alex escogió uno y nos propuso a los demás que subiéramos a nuestro blog aquel con el que nos sintiéramos más identificados. Aquí está el "mío". Me fastidia un poquitín porque la señorita se llama nada menos que Álgebra, y a mi todo lo que huela a matemáticas me pone verdaderamente enferma. Pero es el que me llamó más la atención, y aquí está. ¿Os apetece buscar el vuestro?

Imagen: Leticia Delboy
12:18 a.m. Escuchando: un teclear frenético que no augura nada bueno para nuestros PCs ¬¬

Mujeres surrealistas III

Mujeres surrealistas III

Finalmente he optado por seguir con las pioneras, y dejar para el cuarto y último capítulo otra nutrida representación de las contemporáneas, susceptible de ser ampliada en cualquier momento.
Tal como comenté en la segunda parte, algunas de estas artistas no tienen página propia donde se pueda consultar su obra (lo cual por cierto me parece increíble) así que he recopilado algunas imágenes y las he puesto aquí junto con algunos enlaces a sus biografías breves.
Os dejo también un par de sitios interesantes donde he encontrado otras galerías de imágenes de varias de las mujeres mencionadas en este post y en los anteriores, y también de la fotógrafa Lee Miller, que sí tiene web oficial.
Aprovecho la ocasión para recomendaros un libro, que si bien no he leído, tiene muy buen aspecto, y cuyas primeras páginas podéis ver en Amazon.

Nota al margen: Además de las obras ya anunciadas en mi blog, me encuentro ahora con que el informático ruso con el que comparto la cama y el hardware, se propone cambiar los discos duros de los dos PCs, y hacer otros retoques por el estilo, así que si no me véis, es que Sergi está operando :D

Imagen: Amazon books
01:42 p.m. Escuchando: Iron & Wine "Our endless numbered days" (por recomendación leída en el blog de Txema)

Tinta sobre tiempo IV

Tinta sobre tiempo IV

Estaba cansado. Le escocían los múltiples arañazos que las plantas le habían dejado en la piel. También los niños estaban cansados, incluso la propia Conchi aparecía algo ojerosa y aun más silenciosa que de costumbre.
Se fueron todos a la cama pronto, y antes de que dieran las doce en el reloj de la iglesia del pueblo, cuyas campanas resonaban lejanas, como un eco profundo que tenía algo de estremecedor, en la casa reinaba el silencio, la tranquilidad aparente que suele contener las más inoportunas tensiones.
Javier no podía dormir. Daba vueltas en la cama húmeda de sudor, e intentaba no pensar. Pero no lo conseguía. Sumido en una especie de duermevela pegajoso e intranquilo, le parecía ver a su ex sonriéndole desde la oscuridad del pozo abandonado, justo desde el centro de la oquedad en la piedra. Una sonrisa brillante, que invitaba al beso, y desde luego al recuerdo.
No quería recordar. Encendió la luz de la mesilla, para espantar los fantasmas de su imaginación, y estos salieron por la ventana con rumor de hojas, casi podía sentirlos, se iban con pereza, con desgana, obedeciendo su orden, porque él todavía era el dueño de sus recuerdos. O por lo menos eso pensaba.
Se levantó irritado consigo mismo, sintiéndose inmaduro e incapaz de dominar sus sentimientos.
Miró por la ventana, y vio como una media luna afilada recortaba las copas de los árboles con su hoja, al compás de un ulular de búhos que parecían cantarle una nana a la vida para que descansara en los brazos de la madre tierra.
Respiró profundamente, y poniéndose una camiseta y un pantalón corto, se decidió a salir.
El campo le estaba esperando, le llamaba prometiendo consuelo y comprensión, le hablaba de brisas suaves que se llevarían su melancolía. Y él acudió.
Apenas se había alejado cien metros de la casa cuando la vio, la silueta algo difusa a la escasa luz del cuarto creciente, extrañamente quieta, las manos a los lados del cuerpo, ligeramente abiertas, expectante.
Se volvió sobresaltada por el ruido (escaso) que él hizo al aproximarse, y cuando lo vio se llevó una mano al corazón en una actitud que en ella parecía un tanto teatral.
- ¿Qué haces aquí?
Era inútil intentar ocultarlo, tenía los ojos anegados en lágrimas, la luz incierta se posó en sus ojos lo suficiente para que él se diera cuenta.
- No podía dormir, y salí a dar una vuelta, hace un tiempo estupendo ahora para pasear, mucho mejor que de día.
Sonrió con desmayo. Ella le cohibía allí más que nunca, como si el aquel prado fuera su territorio y él un invasor.
- Yo también tenía insomnio. Creo que es una de esas noches en las que uno está tan cansado, que precisamente por eso no puede dormir.
Sus labios se curvaron en una sonrisa casi divertida.
Javier, que prestaba una atención extraordinaria a los gestos de las personas, se creyó libre para intentar tener una conversación con ella, un poquito más íntima de las pocas y breves que habían tenido hasta ahora.
- Es que después de trabajar, los dos críos. Me sorprende de veras como podéis combinar eso algunas mujeres. Además los niños tienen una energía que a veces puede resultarle agotadora a una madre.
Esta vez la expresión de él era decididamente amigable, invitándola a seguir hablando.
Conchi se puso muy seria y empezó a andar hacia la casa, murmurando un “si” de compromiso que le dejó perplejo, porque sonaba roto y cansado, sonaba vulnerable, realmente, y la vulnerabilidad, a la Conchi que él conocía, le era totalmente ajena.
- ¿No quieres pasear un poco más?
Su voz sonaba tan poco convincente que a él mismo le entraron unas ganas repentinas de refugiarse en la oscuridad de su cuarto, de desaparecer.
- No
Esta vez cortante, bella y cortante como el filo de la luna que les espiaba desde arriba.
Porque era bella, él podía ver eso. Y seguía sin gustarle. En su belleza anidaba el dolor, un dolor sordo y confuso que creaba un espacio entre ella y el resto del mundo.
- Buenas noches Javier
La había ido siguiendo casi sin darse cuenta. Se despidió y subió a su habitación. Allí se quedó tendido en la cama, con la lámpara encendida, pequeña y amarilla pretensión de protegerse contra el pasado que podía volver por la ventana abierta a instalarse en su cabeza.
Conchi también se acostó , después de comprobar que al menos los niños si dormían.
Ella apagó la luz, y sólo entonces se llevó las manos a los ojos para secarse unas lágrimas que el aire de la noche ya se había llevado.
Empezó a estirar las piernas y la espalda, haciendo ejercicios de relajación, primero tensión en el talón, puntas hacia arriba, aguantar ahí, y luego destensar combando ligerísimamente las lumbares, separando las piernas por las rodillas, desmadejándose, una y otra vez.
Hasta que se durmió.
(Continuará...)

Imagen: Archivo (retocada con Photoshop)
12:56 a.m. Escuchando: el viento

Derribos, rebajes y nivelaciones Martínez

Derribos, rebajes y nivelaciones Martínez

Estoy en obras, por eso posteo poco últimamente. Voy siguiendo un blogoproceso de lo más normal, creo yo. Es decir, quiero una bitácora más personalizada, y lo estoy intentando (es duro eh :D). Además he subido un montón de fotos al fotoblog , lo he reorganizado un poquito y he añadido algunas foticos de un amigo de Santander, que espero que os gusten.
El título del post es porque esos derribos me persiguieron durante toda mi infancia y adolescencia, había letreros de esos por toda Barcelona. Eran como una obsesión de las de peli de miedo uhhhh. He buscado en Internet, y no les veo, al menos no con ese mismo nombre.
Pues eso, que estoy de derribos, rebajes y nivelaciones y aprovechando para aprender cositas, que como decimos en catalán “fent i desfent apren l’aprenent” que viene a significar “haciendo y deshaciendo aprende el aprendiz”.
Vuelvo enseguida ;)

Imagen: Moonsa
01:07 p.m. Escuchando: Savina Yannatou - Songs of the Mediterranean

Tinta sobre tiempo III

Tinta sobre tiempo III

Al día siguiente se lo contó a Conchi, y le preguntó si sabía algo acerca de la casa. Ella le respondió que no había oído nunca hablar de una casa tan cerca de allí, y le miró como miraría a uno de sus hijos si le acabara de decir que había visto un elfo saltando de seta en seta por el bosque.
No insistió. Era dolorosamente obvio que no valía la pena. Aquella mujer era educada, y cortés, pero las conversaciones que podía mantener con ella siempre acababan pareciéndose a las típicas que se tenían en un ascensor, esas en las que al final ambos interlocutores se encuentran mirando los fluorescentes del techo. Bueno, él se quedaba así; ella se abstraía totalmente, su cabeza se iba a otra parte, a veces ella misma se iba literalmente a otra parte dejándole plantado con una última sílaba aun colgando de los labios, como una lágrima huérfana.
Avanzó por el camino recordando su sombra deslizándose por la casa, eficiente, ligera, silenciosa, esquiva.
Había llegado al lugar donde el día anterior había dejado de trazar el sendero. Miró detrás de él. En el suelo se veía la huella de sus trabajos. Realmente había avanzado mucho. Se descolgó la mochila, guardó el disc-man y sacando las herramientas se puso manos a la obra.
Entre las espinas que se enredaban en su ropa y se lanzaban a veces sobre él como latigazos, siempre creía atisbar algún pájaro, un gato o un conejo; oía movimientos y escudriñaba los alrededores por entre las hojas y las flores blancas y rosadas, preludio de compota de moras que haría las delicias de los niños en Septiembre.
A su derecha vio algo, más piedras, parecía un pozo.
Javier decidió desviarse un poco del camino para ver si el pozo contenía agua. Con gran sorpresa no tardó en descubrir que, además de tener agua, y una profundidad considerable (cosa que comprobó lanzando una piedrecita, con el estómago encogido, dentro de la resonante oscuridad), había sido recientemente utilizado. La piedra tardó un poco en llegar, pero finalmente pudo oír su chapoteo. Pensó en volver con una cuerda para atarla a algo pesado y comprobar la profundidad. Se preguntó entonces perplejo para qué, pero sabía que lo haría, quizás era sólo su curiosidad, vieja compañera que le había causado tantos problemas, pero también le había bendecido con gratas y generosas sorpresas.
El caso es que el pozo parecía haber sido usado. Estaba desbrozado por el lado opuesto al que había despejado Javier, donde se iniciaba un diminuto camino de hierbas pisoteadas que enseguida se confundía con la maleza. Y había una señal clara. El borde estaba mojado y chorreante, como si hubieran sacado agua de él hacía muy poco.
¿Quién sacaba agua de un pozo oculto en la maleza, que manaba tan abajo, y en el que no se veía ni cubo ni cuerda, sino tan sólo una vieja polea oxidada y vacía?. Aquello le desconcertó, pero su mente se negó a penetrar en aquel nuevo enigma sin haber resuelto primero el que le había llevado hasta allí.
Volvió al camino principal, y siguió cortando ramas, con fuerza, rápidamente (demasiado quizás). En pocos minutos se dio cuenta de que más que abrir un camino en la espesura, estaba luchando contra ella con verdadera rabia. Y la vegetación se defendía con uñas y dientes; cuanto más violento y agresivo era él, más arañazos y golpes recibía. Pero seguía avanzando, con un ligero zumbido en las orejas, casi mareado. Más tarde pensaría de dónde procedían la ira y la locura que le impulsaban en su quijotesca batalla con la maleza. Ahora sólo podía seguir. Una rama gruesa le golpeó con fuerza el pómulo izquierdo, y al realizar un movimiento brusco para apartarla, una espina se desprendió de su botánico enemigo para incrustarse en su mejilla, haciéndola sangrar.
Se detuvo, jadeando. Aquello era una locura.
Se quitó la espina y soltó un malhumorado gruñido. No le gustaba perder el control de ese modo. Oteó las sombras delante de él, y suspirando se volvió para recoger las herramientas. Era hora de volver a casa. Se secó la sangre con un pañuelo, y se quedó mirando la mancha roja sobre la tela azul, cansado, melancólico sin saber por qué.
Bebió un sorbo de agua de la botella que llevaba en la mochila. Estaba asquerosamente tibia. Sucio y lleno de arañazos, emprendió el camino de vuelta bajo el sol del atardecer. Necesitaba una ducha. También le hubiera gustado tener a alguien que limpiara sus heridas (no sabía con certeza si estaba pensando en las del cuerpo, o en las del alma), que le revolviera el pelo y le escuchara hablar entusiasmado de sus descubrimientos absurdos. Pero al llegar sólo encontraría a Conchi, con una reprimenda muda en la mirada y una aséptica indicación acerca de las toallas limpias.
Si al menos tuvieran un perro, probablemente saldría al camino a recibirle y terminaría de ponerlo perdido apoyando las patas sobre su pecho. Pero los niños le habían contado que tuvieron uno cuando papá vivía con ellos, y murió. Después mamá nunca más quiso otro perro.
(Continuará...)

Imagen: "Stone Well" Mark Carey
11:48 p.m. Escuchando: Dead Can Dance - Whitin the Reialm of a dying Sun

Blogopaseos

Blogopaseos

Hace pocos días, andaba yo por el blog de Otis B. Driftwood, y leí su post sobre el reciente fallecimiento de Ray Charles. A raíz de mi comentario el Sr.Driftwood me sugirió que escribiera sobre este tema y lo enviara a EL florido byte, publicación electrónica recién estrenada, que quizás algunos ya conocéis.
La verdad es que me hizo mucha ilusión su sugerencia, así que me puse manos a la obra, y le envié mi artículo.
Ya está publicado y aquí está el enlace. Os recomiendo que aprovechéis para recorrer con calma toda la revista. Yo ya lo hice y os aseguro que merece la pena.
Por cierto, si visitáis a Otis, como espero, no olvidéis pasaros también por su enlace a la Remington de Joe Gillis, especialmente si os gusta el cine ;).

Imagen: Michael Romanos
01:03 p.m. Escuchando: Ray Charles - "Eleanor Rigby"

Preguntas con resaca

Preguntas con resaca

- ¿Por qué en algunos paquetes de embutido pone "abre fácil" en lugar
de "destroza las uñas y los nervios"?
- ¿Por qué la posibilidad de ser madre me da miedo, y la de no poder
serlo también?
- ¿Para qué tengo este genio endemoniado que tengo a veces, si luego
soy una blanda?
- ¿Por qué igual que hay bancos de esperma no crea alguien bancos de
ideas donde éstas se cambien por dinero líquido con el que poder pagar
las malditas facturas?
- ¿Por qué sigo siendo la niña de los "por qué" cuando ya no tengo la
edad digamos adecuada para ello?
- ¿Por qué después de haber clasificado pretenciosamente a unas cuantas personas bajo el epígrafe "complejo de Peter Pan", yo misma lo sentí por primera vez ayer noche?
- ¿Por qué los animales domésticos no tienen mando a distancia?
- ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? ¿Dónde aparcaremos el coche cuando lleguemos? (esto no es mío, es de la genial Lloll Beltrán y me gustó tanto cuando se lo oí en TV3 hace años que lo digo a menudo).
- ¿Por qué no cierras el chiringuito y te vas a dormir ya, eh? (¿Quién
ha dicho eso????)

Oigo voces...:D

Imagen: "Fireworks" Surreal Places
11:57 p.m. Escuchando: Voces...

Mujeres surrealistas II

Mujeres surrealistas II

Aquí está la segunda entrega del arte surrealista femenino, tal como prometí.
Todavía me quedan algunas en reserva, para una tercera y cuarta entrega. La última probablemente la voy a confeccionar yo misma a base de "corta-pega", dado que hay algunas pintoras importantes de las primeras épocas de cuya obra hay muy poca representación en la red, y aun ésta, totalmente dispersa.
Mientras tanto, daremos un salto en el tiempo para revisar las creaciones de unas cuantas artistas contemporáneas que también cultivan este estilo pictórico de lo onírico y lo fantástico, a saber:

. Katia
. Afrodite Adamou
. Cynthia Brody
. Isabel Barbudo
. Louanne Robinson
. Deborah Richardson
. Juliette Pelletier
. Lee-Anne Raymond
. Mariu Suarez
. Amy Wichersky

Estoy pensando en reunir también alguna información sobre el surrealismo femenino en otras disciplinas artísticas. Os mantendré informados de lo que encuentre ;)

Imagen: Nicola Klemz
12:41 p.m. Escuchando: Amorphis - "The mourning soil"

Para una noche de calorcito

Para una noche de calorcito

- 250 ml. de agua de las Cataratas del Niágara
- Unas gotitas de sabiduría
- Un chorrito de timidez genuina para darle ese toque especial.
Agítese en coctelera y sírvase con hielo pilé.

Nota: Si se bebe esto, casi mejor que luego no conduzca. Buenas noches :D

Imagen: Archivo
02:00 a.m. Escuchando: A Perfect Circle "The Outsider"

Tinta sobre tiempo II

Tinta sobre tiempo II

Se había convertido en una obsesión. Cuando llegó, con sus mapas nuevos, y algunos viejos que consiguió hablando con los empleados del Ayuntamiento hasta aburrirles, no tenía claro por dónde iba a empezar.
Así que se sentó en el patio de Conchi y desplegó todo el material sobre una mesa blanca de jardín, para decidir cual sería su punto de partida.
Después de casi una hora de infructuosos cálculos de probabilidades, se cansó, y recogiéndolo todo se fue a dar una vuelta. Salió de la casa por la puerta de la cocina, que daba al campo, y se puso a andar hacia delante, sin darse cuenta de que las hierbas cada vez eran más altas y más espesas alrededor de sus pantalones.
Hasta que llegó a una pronunciada pendiente, cubierta de espinos, y se paró, más por inercia que por otra cosa, mirando alelado hacia los árboles y arbustos que crecían al final de la pendiente. Se quedó así, adormecido por los cucos que se respondían de rama en rama, por el zumbar de un abejorro que se dedicaba a pasar en vuelo rasante junto a su oreja, por el fresco sonido del riachuelo que oía, pero no podía ver. De pié, los ojos entrecerrados, contemplando la tupida maraña vegetal.
Fue saliendo de esta especie de duermevela hipnótico en el que le había dejado la naturaleza (demasiado tiempo en la ciudad le hace a uno especialmente sensible a sus efluvios), y se dio cuenta de que algo no encajaba.
Lo tenía delante de él, pero no era capaz de verlo. Todavía.
Allá abajo, entre zarzales y tupidas ramas de brezo, se erguía un enorme castaño. Sólo, viejo como el viento del valle, reinando altivo sobre el resto de la vegetación. A su alrededor parecía recortarse la espesa mata de arbustos en una amplia circunferencia.
Una incongruencia vegetal en medio de una hondonada.
Empezó a moverse al borde de la pendiente, buscando un lugar más despejado dónde acercarse. No lo había, así que metió las botas en algunos zarzales, con el consiguiente estropicio en sus pantalones, y en sus piernas, a fin de ver el castaño más de cerca. Buscó todos los puntos de vista posibles. Y al fin lo vio. Piedras, unas sobre otras, dispuestas por la mano del hombre sin lugar a dudas, grises, viejas, lejanas, escondidas. Pero piedras, al fin y al cabo, el vestigio de un muro.
He ahí el porqué del castaño irguiéndose solitario en su círculo. Allí había una casa, y ese árbol le pertenecía. Aunque a juzgar por las apariencias más bien la casa había pasado a pertenecer al bosque.
Echó a andar siguiendo el borde de la pendiente, hasta encontrarse en un camino. Lo siguió, explorando hacia el lado del castaño, deteniéndose a cada paso. Una ligera elevación del terreno..
Se puso de puntillas, y metió la cabeza por entre entre las tupidas ramas de helecho que lo cubrían todo convirtiendo aquella pequeña meseta en una selva para duendes. Por un momento le pasó por la cabeza que en aquel lugar había jabalís, y se estremeció. Era absurdo. Si se encontraba con uno, probablemente el animal huiría mucho más asustado que él mismo. Apartó como pudo las ramas para mirar a un lado y a otro, tenía la cabeza cubierta de hierbajos que se enredaban con su pelo, y se temía, también de simpáticos bichitos montañeses.
Pero vio más piedras. Y encaramándose vio el castaño desde otro punto de vista; allí había una casa, con toda seguridad. Una casa que no estaba en ninguno de los planos antiguos. No ahí.
Volvió al patio de Conchi, y a su pequeño archivo cartográfico; no estaría de más asegurarse. Pero no, no había casa alguna en aquel punto. La única explicación es que fuese más antigua que los mapas del Ayuntamiento.
¿Tenía importancia realmente?
Para él la tenía. En ese mismo momento decidió empezar a trazar un camino entre las altas y espinosas matas para poder llegar hasta la casa. No tenía sentido, pero tenía que hacerlo.
(Continuará...)

Imagen: "Old map" Eaglezen
12:28 a.m. Escuchando: Carmen McRae "Between the Devil and the deep blue sea"

Mujeres surrealistas I

Mujeres surrealistas I

El otro día encontré este cuadro, de visita en casa de Galatea. Siendo cómo soy una gran aficionada al surrealismo, me apresuré a buscar información sobre su autora, Menna Barreto. Me entró entonces el gusanillo de conocer a otras pintoras surrealistas.
Además de las más famosas, como Angeles Santos, Dora Maar, (fotógrafa y pintora), Remedios Varo, Dorotea Tanning, Frida Kahlo, Romaine Brooks, Leonor Fini, Leonora Carrington, Maruja Mallo, etc... todas mujeres cuya vida creativa se desarrolló muy próxima en el tiempo a la aparición del surrealismo como tal por primera vez, pensé que habría otras, como la propia Barreto, que siguieran esta corriente pictórica en la actualidad. Y las encontré, muchísimas. Entre las pioneras y las contemporáneas, hay tanto material que da para varios post. De momento aquí dejo estos links. Próximamente las demás ;)

Imagen: "Surrealist Circle" (extraído de las clases del profesor Werkmeister en la Nortwestern University)
01:53 a.m. Escuchando: El silencio. Cierto gato blanco al que ya conocéis está dormido. Qué delicia...

Güindrious

Güindrious

Así llamaban "cariñosamente" al Windows dos de mis profesores del curso de diseño web. No les faltaba razón para el cachondeito. Y si no, pasen y vean, más de un@ se sentirá identificado :D

Imagen: Mujer dormida Miguel Avataneo Ya lo sé, no tiene nada que ver con Windows, pero es que tengo mucho sueño, la imagen me gustó, y no me apetecía poner el logo del Gates :P
01:00 a.m. Escuchando: Abbey Lincoln "Brother, can u spare a dime?"

¡Hay que ver cómo ha cambiado el cuento!

¡Hay que ver cómo ha cambiado el cuento!

Hoy he tenido clase con el grupo de niños de 5-6 años.
Como el sábado tienen el festival de música de final de curso, llevan varios días ensayando, trabajando con verdaderas ganas, pero claro, repitiendo una y otra vez las mismas canciones.
Así que hoy he decidido darles un respiro, y les he propuesto inventar un cuento entre todos, un trocito cada uno, e irlo representando. Cuando yo decía el nombre de alguien, este seguía donde el otro lo había dejado. Y naturalmente yo también participaba; lo hago siempre para “levantar” la historia cuando decae.
Pues bien, el cuento lo ha empezado una niña, diciendo que sucedía en un colegio, donde un grupo de alumnos ensayaba para un festival de final de curso :D, pero al poco rato nos encontrábamos inmersos en un mundo de seres imaginarios, vampiros, brujas, fantasmas, ogros...así que para contrarrestar yo he puesto un hada, que cantaba, y volaba.
Después de haber llegado a un acuerdo diplomático con el Sr. Ogro, y por mediación de uno de sus estornudos extraordinarios, hemos vuelto todos al aula.. Pero ¡Ay! el hada, propulsada por la fuerza del terrible estornudo, se ha encontrado de repente en el aula con nosotros.
Tranquilos, un grupo de diez niños de esa edad conducido por una niña de bastante más edad, tiene soluciones para todo.
Nos hemos puesto de acuerdo para estornudarle al hada a la de tres, y con el impulso conjunto enviarla al país de la fantasía.
Hasta ahí, bien, si exceptuamos el pequeño detalle de que eran las cuatro menos veinte, y la clase no acababa hasta las cuatro.... Así que les dije que el hada se había olvidado su varita mágica.
Y aquí es donde he empezado a alucinar.
Les he pedido que me ayudaran a pensar algún modo de volver al país de la fantasía.
Una niña de seis años, muy pizpireta ella, con una sonrisa de oreja a oreja, me ha anunciado que el hada nos había dejado un ordenador para que la pudiéramos ver siempre que quisiéramos.
Yo, como si nada, oiga, le pregunto: “¿y cómo la veremos en el ordenador?”. Se ha quedado un poco pensativa, pero enseguida me ha dicho: “por Internet”. Ahí yo ya hacía esfuerzos sobrehumanos para no troncharme de risa, pero he seguido adelante; “si, pero por Internet cómo?”. La niña “Uhmmm...Ah! Tiene una página web!”. Armada de ratón imaginario, me he puesto a buscar en un Google inexistente frente a la pantalla de la sala de audiovisuales, que hacía las veces de monitor. Sin perder la compostura, iba inventando entradas del Google...”Hada voladora del Polo Norte” y ellos “Nooo” “Hada voladora, ofertas de verano” y los niños “Nooooooo!” “Hada voladora que canta...las cuarenta” y todos, muertos de risa “Que noooooooo!”, hasta que por fin he “visto” la entrada correcta “Hada voladora cantarina del país de la Fantasía” y cuando todos: “Siiiiiiiii!” yo, que intentaba por todos los medios derrotar a las pequeñas fierecillas cibernéticas, he saltado: “Ya tengo la web, pero ¿cómo la vamos a ver?”.
Y todos los niños, que me rodeaban, metidísimos en la historia, han coreado:
“Con una web caaaaaaaaaaam!”
Así eh, web cam, en “inglish”.
Señoras y señores, ¡bienvenidos al siglo XXI!

Imagen: www.enchantedfantasies.com
10:15 p.m. Escuchando: "Première Arabesque" de Debussy, por Markus Klinko (arpa)

Tinta sobre tiempo I

Tinta sobre tiempo I

Batir de alas, corretear de pies descalzos, polvo de lluvia sobre los cerezos, silencio de niños fotografiados. Cae la tarde, resbala sobre los tejados perezosa y mojada, lánguida y azul.
El ladrido de un perro, el motor de un coche que se pone en marcha, un leve piar de pájaros lejanos que vuelan indecisos bajo el agua casi imaginaria, todo se integra en el silencio dulce y ligero del atardecer, que llega de puntillas entre nubes de tormenta y una suave brisa que limpia el aire y mece la lluvia, dejando las minúsculas gotitas suspendidas en medio de un suspiro del cielo, posándose en lugar de caer.
Se ha quedado dormido en un recodo del patio, sentado en una tumbona vieja.
Sueña lagunas de mercurio que danzan envolviéndole los pies.
Los críos pasan otra vez, riéndose y gritando. Pero este sonido también forma parte del silencio amplio y magnánimo que lo cubre todo.
Un niño de papel flota sobre el fluido plateado y cambiante, avanzando en diagonal hacia un horizonte de cristales amarillos que cabecea como un cascarón de nuez en una tormenta.
- Javi
El niño se estremece, es de papel cuadriculado, no tiene ojos, ni boca, ni orejas, sólo unas largas piernas recortadas que no le sirven para andar sobre el estanque enloquecido de mercurio.
- Javi, son las cuatro.
La voz es tan seca, tan vacía, que al oírla piensa que si sonara al borde de un precipicio inmenso, ni siquiera se oíria el eco. Pero se despierta.
- Voy – la voz de él es un eco en sí misma, llena de resonancias agridulces,
pastosa por el aguardiente que se tomó ayer. Oscura como la noche instalada en ese ser del cual apenas brota.
Ella se ha ido, en cuanto le ha intuido despierto, sin esperar respuesta. Ha dado su mensaje. Misión cumplida.
Javi sacude la cabeza y le parece notar en su interior ruido de arena, arena caliente y menuda que sisea de una oreja a la otra mensajes que no puede adivinar.
Sin duda ella le toma por loco y por idiota, pero de momento le respeta, porque le paga el alquiler, y alguna vez le cuida a los niños cuando tiene que salir por la noche.
En otro tiempo él hubiera intentado ahondar en aquella aparente frialdad, hubiera buscado una intimidad espiritual, puede que incluso física, aunque ella no le atraía. Quizás no le atraía porque era tan lejana, de él, de sí misma, incluso de los dos pequeños que la cubrían de besos cuando volvía del trabajo, a los que ella respondía con una palmadita cariñosa, en tanto que se metía en la cocina para hacerles la cena, y con la misma eficiente frialdad le decía a Marita, la canguro, que podía irse a casa.
Pero él estaba allí persiguiendo un delirio, y una mujer que parecía la quintaesencia del espíritu práctico no se le antojaba lo más apropiado para compartirlo, ni siquiera como con una buena amiga.
La casa estaba bien, era soleada, limpia, disponía de un espacio amplio y acogedor por un precio razonable, nadie se metía en su vida, y estaba cerca del objetivo.
Le dijo que buscaba casas abandonadas, que era un aficionado a las rutas de montaña y quería reconstruir un antiguo mapa del valle, y añadirle fotografías, hacer como una reconstrucción de lo que aquello había sido hacía mucho tiempo, cuando aún había campanas en la iglesia y muertos en el cementerio.
Ella no le creyó. A veces ocurre, cuando la verdad es tan sencilla. La gente no te cree.
Pero no le dijo nada. Se limitó a coger su dinero y hacerle una breve exposición de las normas de la casa. Tampoco le explicó porque había puesto un anuncio para alquilar la habitación. No parecía necesitarlo. Pero si ella no preguntaba él tampoco lo haría.
Buscó sus herramientas. Todo estaba en orden, tijeras de podar de diversos tamaños, una azada mediana, un pico, un rastrillo pequeño. Guantes para apartar las espinas de las matas que iba desbrozando en su reconstrucción de un camino que llevaba más de cien años sin serlo, hacia la casa que parecía haberse metamorfoseado en zarza.
Metió lo que pudo en la mochila, y lo que no pudo lo colgó de ella.
- Adiós – le dijo al vacío. Ella no estaba, y los niños andarían pegados a sus faldas, mendigando con sus caritas sucias un poco de cariño materno, como si su madre pudiera subirse a la escalerita de la cocina y sacar eso de un armario, igual que si se tratara de galletas. Nunca lo recibían, pero seguían insistiendo con el mismo entusiasmo de dos cachorros ciegos que no saben que lo son.
Se puso los auriculares, y conectó el discman. Adiós Nonino, de Astor Piazzola, le iba como un guante a la tarde vestida de dama antigua que se escondía entre los árboles para que la luna no la encontrara, para robarle tiempo al tango y seguir bailando un rato más entre las sombras cada vez más oscuras. Se le ensanchó el alma. El aire era tibio y le hacía promesas tentadoras de espacio ilimitado para recorrerlo en pos de los árboles y las rocas, marcas de caminos aún por descubrir. Eran las promesas del mercurio movedizo en medio de un paisaje de primavera que latía despacito, durmiéndose, y cuanto más languidecía la hora, más se despertaba Javier, los ojos brillantes y la frente alta, en dirección a la casa que había perdido una batalla eterna con las plantas.
(continuará...)

Imagen: Kolja Tatic
12:04 a.m. Escuchando: Yann Tiersen (L'Absente)

Miau

Miau

Necesito un sueñecito reparador, un masaje en las piernas, una ventana abierta, y encontrar el botón de desconexión. Mi gato si que sabe.

Imagen: Moonsa, La cámara oculta de la luna
01:26 a.m. Escuchando: Ya nada, me voy a dormir :))

La Vida es puro Teatro

La Vida es puro Teatro

Cuando Sergi aún estaba en Rusia y nos comunicábamos por chat, una tarde leí lo siguiente:
"Moonsa, mira este enlace http://www.marceliantunez.com , a ver si conoces a este tío. Es catalán como tú, y no tengo claro si es un genio o está completamente loco"
Me pasé un buen rato perdida en la página, riéndome y alucinando a partes iguales, para llegar a la conclusión de que probablemente era ambas cosas.
Y leí que el actor había pertenecido anteriormente a La Fura dels Baus, lo cual me pareció muy lógico dadas las circunstancias :D
Hace unos días pensaba en buscar este link y algunos similares, para ponerlo aquí, lo encontré (mi organizado marido guarda todas nuestras conversaciones cibernéticas de casi dos años...) y por ahí empecé un recorrido por el concepto de “teatro digital”, del espectáculo online.
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Lo primero que constaté es que alrededor del año 97, el teatro para ver en la web y también la tecnología informática llevada al escenario real, tuvieron un “boom” considerable, aunque la mayoría de los proyectos parecen haber sido abandonados poco después. Muchas de las páginas no se han actualizado desde entonces, o ni siquiera existen.
Sin embargo la Fura ha seguido esa línea sin perder el Norte ni el empuje del principio. El Mercat de les Flors, por su parte, también tiene algo interesante que decir al respecto.
Otros siguen apostando por esta forma de arte escénico en la actualidad, como el proyecto Netopera (no os cortéis a la hora de probar en todas partes con el ratón), mientras que algunos fusionan Internet y artes escénicas utilizando otros de los caminos ya esbozados en el 97 por los pioneros, en teatro, en danza o en investigación multicisciplinar .
Personalmente me parece una opción interesante y voy a seguir de cerca estos proyectos, incluso me está picando el gusanillo de participar en alguno.
Os mantendré informados ;)

Imagen 1: The Asian Art Museum
Imagen 2: Escenario Liceu (Archivo)

12.45 p.m. Escuchando: Ana Belén – “Barrio de la Cruz”

Onírico II

Onírico II

Noche cerrada de vagones color sepia, adornados de luces que mienten en cada puente, meciéndose en la música de las horas sin tiempo. Locura de maletas importantes e insignificantes, necesarias todas, de colores y tamaños diferentes, danzando en el aire polvoriento del tren lleno de pasajeros que están en otra dimensión espacio temporal, en tanto que tu y yo viajamos reñidos y patéticos en nuestra desesperación por el equipaje, dentro de un reloj propio que desafina los minutos irrespetuosamente.
En medio del vacío, en el fondo del útero de agrietada tierra amarilla y reseca, en el suelo de ninguna parte, la estación oxidada nos absorbe desde sus fauces llenas de fluorescentes inventados. Una escalera tan alta como caerse en un sueño me invita a darme prisa. Espérame, coge las cosas, rápido, rápido, yo me llevo la llave a un sitio seguro.
En mi descenso me acompañan las voces de los ciudadanos en tránsito, amables y bienintencionados, casi cariñosos: “Date prisa o no podrás sacar las maletas del tren”.
Mi angustia les grita en silencio que ya se que estoy corriendo contra un imposible. Y aprieto el paso, siempre bajando, hasta el cemento derretido, hasta los cristales cinematográficos y leves donde me esperan sorprendidos los rostros de los amigos jamás encontrados.
El recorrido por la trepidante desesperación gris ha sido demasiado largo, lo sé, y él, con esa cojera en el alma no podrá danzar con la carga de su vida arriba y abajo en las malditas escaleras.
No importa, ella ya está en otra parte, arrebujada en las sábanas del delirio, escondida en tu cabello largo, suspirando alcohol y pesadillas, gimiendo contra la pared del miedo, sintiéndote llegar como a un extraño. Perdóname te dice.
En ese instante se da cuenta de que le ha engañado, sin remordimientos, sin pena, sin placer, sin notarlo apenas, sin saber...
Todo porque la llave de la maleta se quedó en la maleta que nunca llegó a bajar del tren.

Imagen: “Night train” Michael Gibbs
12:41 a.m. Escuchando: “Fantasie en la mineur” Saint – Saens (por Markus Klinko, arpa)

Meditación quirúrgica

Meditación quirúrgica

Imagen en tamaño real

Cierro los ojos y empiezo el proceso.
Hay que ser cuidadoso, concienzudo, y tener todo el material a mano antes de empezar, limpio de polvo y paja y ordenado.
Las herramientas, que a menudo están oxidadas por la falta de uso, deben limpiarse a conciencia con el alcohol del perdón, y es aún más seguro y eficaz usar con ellas un esterilizador de compasión que elimine completamente los rastros de la soberbia y el miedo. Ni que decir tiene que el fuego de un espíritu noble dejará los instrumentos libres por completo de cualquier rastro de rencor o mezquindad.
Es imprescindible que la pereza y la impaciencia no estén presentes en el lugar donde va a realizarse la operación.
Poner una música relajante puede ayudar.
Una vez practicada la primera incisión, cortaremos la vida cotidiana en pequeñas partes, más o menos del tamaño de un sello de Correos. Los trocitos resultantes deben ser retirados con cuidado para su observación con el microscopio de la humildad. Una vez realizada esta tarea, las partes que presenten un color más enfermizo (suelen ser matices del gris) serán tratadas durante un tiempo prudencial con rayos ultravioleta de creatividad, a fin de que los colores originales vayan apareciendo bajo las capas de aburrimiento.
Con frecuencia pueden aparecer inconvenientes en esta parte del trabajo, en forma de pequeñas hemorragias de tedio que pueden ser fácilmente cortadas aplicando una solución salina de constancia al 60%.
En casos aislados, se han llegado a encontrar en el paciente abscesos purulentos de rabia. Si esto ocurre hay que proceder rápidamente, hacer un corte lo suficientemente grande para vaciar el absceso, y desinfectar con un antibiótico cuyo principio activo es la serenidad.
En este punto, estamos preparados para volver a unir las piezas. Hay que tener un infinito cuidado en ordenarlas de un modo coherente, y sobre todo asegurarse de que no queden resquicios entre ellas, porque se pueden producir fugas de autoestima de consecuencias imprevisibles en el postoperatorio.
Si las lesiones a tratar han llegado a producir hipertrofia en el centro de la esperanza, debe instalarse un pequeño tubo de drenaje para sueños que será revisado de manera periódica.
Cerraremos la herida con hilo de inteligencia, ya que es el tipo de sutura más segura para evitar posibles infecciones de autocompasión o desgarros de soledad en los puntos.
Y después de cubrir la zona afectada con unas diestras pinceladas de yodo de cariño, dejaremos al paciente en la sala de recuperación durante unas 24 horas.
Pasado este período puede empezar a alimentarse al paciente con una dieta blanda e hipocalórica de actividad moderada, a fin de que se vaya acostumbrando paulatinamente a usar su nueva vida.
Observaciones: Este tipo de operaciones producen éxitos espectaculares siempre que las lleve a cabo un verdadero experto, y el mejor experto en estos casos suele ser uno mismo.

Imagen: "Cirugía del alma" Moonsa
18:00 Escuchando: El silencio que precede a una tormenta

El Castillo de Montsoriu

El Castillo de Montsoriu

En el pueblo donde vivo, al final de la carretera que lo cruza, se ve un castillo en lo alto de una colina.
Cuando vengo de trabajar lo veo, a lo lejos, y sus torreones grises parecen llamarme desde la distancia. A cualquier parte del pueblo adonde vaya, su silueta oscura llena de memorias me encuentra y me fascina cada vez. Nunca es rutinario, ni siquiera parece ser nunca igual.
El castillo se llama
Castell de Montsoriu , y como la mayoría de castillos, tiene sus leyendas.
Una vez fui a verlo. Una amiga que trabajaba en el Museu de la Gabella me hizo una visita guiada para mi solita ;)
En el año 2001 la luz y el agua llegaron por primera vez a la zona del castillo, y de este modo las obras de restauración empezaron a tirar adelante con cierta continuidad. Claro que sólo trabajan en verano, porque los que se dedican a esto son voluntarios (y además cualquiera se pone a rascar piedras y cavar a la intemperie con el fresquito que hace en invierno en el Montseny...).
Y claro, mi cabecita novelera, cada vez que ve el castillo, que parece acompañarme a todas partes, siente una necesidad imperiosa de escribir un relato que se desarrolle precisamente allí.
Quizás influye también el hecho de que las tierras del Montseny són tierras plagadas de leyendas sobre seres fantásticos , y esa magia que se respira en el aire me fascina.
Sobre todo cuando voy al bosque. Como cuando fui al Salt de la
Dona
aigua, hace dos veranos. Me bañé allí....Y aunque cuando me regalaron una tarde en el centro lúdico-termal del Magma me lo pasé en grande, nada mejor que una buena cascada natural bajo la cual puedes disfrutar del chorro de agua con la fuerza justa para que sientas un cierto temor (nos pasaba cada vez que íbamos a mojarnos, nada cambia después de la primera impresión) y una especie de éxtasis cuando estás allí debajo desnuda y con la cara levantada hacia el sol y las rocas. Yo gritaba tanto que mis amigas se reían como locas diciendo que al final alguien vendría a ver si nos pasaba algo....
Y luego me senté en una piedra, mirando las lascas del río bajo las ondas suaves del agua, iluminada por el sol que se deslizaba furtivo entre las ramas de los árboles, y en cada hoja caída deseaba ver una ninfa, o un duende. La verdad es que siempre he deseado que existan esa clase de personajes. Ah y los extraterrestres. Llevo toda la vida esperando que unos u otros se pongan en contacto conmigo y no lo hacen, pero supongo que sería una terrible presunción pensar que sólo por eso ya no existen :D.
Escribo esto y me acuerdo, no puedo evitarlo, de cómo me gustaba jugar con el Exín Castillos, y cómo cuando terminaba uno le ponía unos fantasmas blancos de plástico en las almenas de lo más ortopédicos, pero que entonces me parecían encantadores, incluso encantados.
Si es que mi madre ya me lo decía desde niña, que soy como
“Antoñita la Fantástica”
. Y digo soy porque aunque se supone que ya tengo la edad y el estado civil apropiados para sentar la cabeza, dudo que la llegue a sentar en la vida...
Así que me voy a fantasear un rato, a recorrer algunos castillos misteriosos llenos de tesoros y misiones heroicas que cumplir.
Y el relato del que os hablaba al principio...bueno está ahí, agazapado entre mis neuronas, deseando salir, y cuando se decida, lo pondré aquí ;).

Imagen: Sputnik art Studios
12:30 a.m. Escuchando: Ella Fitzgerald – “Water to drink” (Ella abraça Jobim)