(ninguno)
Hacía ya tanto tiempo que habías desaparecido sutilmente de mi vida... hacía tanto que no intercambiaba una frase contigo, ni tan siquiera monosílabos, ni una breve llamada telefónica para preguntar qué tal estás, ni una conversación generalmente pasajera a través de Internet, aunque sí hemos intercambiado miradas, miradas quizás de odio, o tal vez de nostalgia, miradas cruzadas y clavadas en los ojos del otro mientras pasabas por mi lado en aquel paso de peatón o en aquella acera a oscuras, pero de ello ya hace tanto... y ahora reapareces, con un temor increíblemente grande, con dudas profundamente inciertas, con miedo, mucho miedo. Yo no quiero rechazarte, ni a tu interior ni a tu físico, ni tampoco a tu vestimenta, no, no pretendo hacer eso. Sé muy bien que te habrás dado cuenta de que no te he negado la pregunta ni la respuesta, el saludo ni la despedida, y tampoco te negaría los dos besos en la mejilla si nos cruzáramos por la calle. ¿Qué sentido tendría no volverte a hablar, odiarte..? Ninguno. Ambos sabemos que de aquello queda tanto... que aún guardamos en nuestro pequeño corazón esos recuerdos de cuando estuvimos juntos, más malos que buenos. Pero aún así no te guardo rencor, no por este año y medio que ha volado rápidamente frente a nuestras vidas, sino porque desconozco la razón por la cual tendría que dejarte de hablar, de saludar incluso de mirar. Es cierto que nos quisimos mucho, demasiado, que a veces yo pensaba que no cabía más amor por ti en mi ser, te amaba como a nadie había amado, pero todos esos sentimiento, supongo que por todo lo que pasó, fueron disolviéndose, dispersándose... y es que fueron tantas cosas malas que nos persiguieron hasta alcanzarnos y rodearnos día tras día, minuto tras minuto, que no veíamos salida alguna y la única solución para que siguiéramos como nos merecíamos era acabar con todo, acabar con todo ese amor que un 14 de Junio nos unió en aquella sala de cine, donde fue nuestro primer beso. No sólo hay que tener en cuenta los momentos malos, aquéllos en los que sólo deseaba desaparecer instantáneamente durante horas, días, semanas... lo que hiciera falta. Tal vez me inclinaba mucho al pensar que tu cambio me influía enormemente, y no era de esperar... por todo ello, lo siento. Has de comprender que, al queer saber de mí, de qué tal me va pueda hacerte, en parte y tal como dijiste tú, daño. En absoluto sería mi intención, pero debes comprender que yo tengo mi vida, yo no puedo volver a compartir una relación contigo hoy por hoy, sería demasiado fuerte, nadie lo entendería, y tampoco es por la gente, más que nada es porque ni tú ni yo lo creeríamos, podría hasta llegar a ser algo totalmente surrealista. También hay que recordar los buenos momentos, cuando nuestras primeras veces eran tan especiales... y nuestras risas y juegos, paseos y carreras, compras y devoluciones, besos, besos y, mil veces más, besos.