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Lo Siento Demasiado...

Lo Siento Demasiado...

Pensaste en serio que yo quería que esto fuera así...? estás muy equivocada...? dejame como el mousntro entonces si te hace sentir bien o si eso eso lo que quieres, pero acaso no entiendes que fue simplemente una cuestión de amor?

La Vida Continúa...

 

Las flores cayeron al suelo derrotadas por el viento,

pero otros quedaron para adornar las plantas.

El rojo que los envolvía siempre vuelve a nacer

y a llenar de pasión y belleza lo que es digno de ver.

 

 

El paso del tiempo ayuda en momentos

pero los deseos de seguir nadie más los puede otorgar,

las lágrimas de tristeza jamás faltarán

pero las de alegría tarde o temprano vendrán a saludar.

 

 

Las calles quizás se llenaron de negro

pero una sonrisa no tiene color rival,

quizás creas que la soledad pueda ganar

pero con o sin paciencia una mano amiga aparecerá.

 

 

Tan sólo has que tus ojos vean más allá de ti

que una recompensa te espera cuando a los demás haces reír ,

que muchos en este mundo se alegran que estés aquí

y otros se regocijan en el contento por verte feliz.

 

 

Y si tus alas se ven dañadas en el camino

y te pones a llorar creyendo que te han vencido,

recuerda que jamás sonreirás sin haber llorado

y que en la vida sólo se gana habiendo perdido.

 

 

Enero 18, 2005

El amor está en el aire...

El amor está en el aire...

El amor está presente, a nuestro al rededor siempre, en el aire, en la tierra, en el agua, en cada amanecer caluroso a pesar del frío, en un abrir y cerrar de ojos, en un saludo, en una mirada intensa de pasión. Presente en un abrazo y en una caricia, hasta en un apretón de manos de un amigo o amiga. Hoy a pesar de todo, es día de estar enamorado, y no sólo de la mujer que despierta con ustedes cada día o la chica a la que visitan cada dos días, hoy es día de estar enamorado de cada cosa que nos rodea, de apreciar lo que tenemos y de luchar por lo que queremos.

Así que hoy, enamórense de la mañana, de la tarde y de la noche; enamórense del día entero y del simple hecho que hoy es un día más para amar, vivan siempre enamorados, a pesar, quizás de la soledad que los acompaña, por que tarde o temprano el tiempo les regalará lo que merecen, y lo que todos merecen es AMOR.

Emmanuel Báez.

Encuentro de Inocencia.

Encuentro de Inocencia.

Y si, lo siento, es algo muy largo para comenzar, pero no es mi primer Blog. Les pediría que lean por lo menos los primeros dos párrafos. Y dejen los comentarios. Gracias Laughing

(Para ALM)

Había un fuerte ventarrón, pero aún así ella se sostenía sobre sus descalzados pies. Su mirada era cada vez más lóbrega y sus pasos más lentos. Su vestido de dormir bailaba en el aire al son del amargado viento ahora mortecino y segundos después nuevamente vigoroso. Sus labios temblaban de frío, pero un sol negativo cubría su caminar. Parecía flotar hacia el precipicio del enorme edificio, miraba a su alrededor lagrimeando sin saber como había llegado ahí. Al llegar a la orilla, llevó la mirada al suelo lejano y no pudo divisar nada más que un oscuro abismo de rostros que la asesinaban con la mirada, cerró sus ojos y comenzó a sollozar vagamente mientras hamacaba su cuerpo hacia adelante y hacia atrás, advirtiendo que lo haría sin dudar cuando estuviera lista. Escuchó una voz femenina llamándola, detrás de ella, y volteó. Estaba ahora de pie en un vasto jardín ahogado de hermosas rosas rojas hasta el infinito que caían desde ningún lugar, levantó sus brazos y observó las palmas de sus manos, unas cuantas rosas cayeron sobre ellas y cuando las acercó a su rostro para sentirlas éstas se hicieron sangre y recorrieron todo su brazo hasta su codo y luego golpearon la hierba del jardín vestido de rojo.

Sus ojos volvieron a despedir lágrimas y gemía del dolor cuando se percató que en ambas muñecas aparecían raudamente heridas abiertas como si se estuviera rasgando las venas con el filo de una navaja recién fabricada. Por toda su muñeca izquierda quedaron marcas abiertas que no sangraban. Contempló una vez más sus brazos levantados al sol y entonces comenzaron sus heridas a brotar sangre como cascada. El susto la llevó a respirar agitadamente y una debilidad repentina la hizo caer sobre sus piernas, sus brazos murieron sobre su estómago donde dejaron de sangrar. Dejaron de caer rosas y las que yacían ya en el verde suelo se fueron secando todas hasta donde la vista no alcanzaba. El viento comenzó a silbar a través de un silencio punzante, sus cabellos negro azabache comenzaron a elevarse mientras oleaban en el aire y reposaron en su pecho cubriendo su hombro derecho. Cerró sus ojos y depositó la cabeza sobre el mismo hombro, su respiración se tranquilizó y las heridas de sus muñecas se cerraron lentamente. Alzó su cara al astro rey y el brillo de éste regaló al aire la belleza de sus ojos azules. Sus oídos cobraron vida, escuchó asombrada la voz suave de una muchacha que parecía estar leyendo una carta y entendió unas frases: “Desde el fondo de mi vacío corazón...”, “Por siempre tuya...”, “Te amo...”

Levantó al instante la cabeza y la volteó a su derecha, en el brillo de sus propios ojos azules vislumbró a una chica vestida igual que ella, blanca, de ojos verdes y cabello castaño oscuro sonriéndole. Esta se le acercó, se arrodilló y empezó a besarla sosegadamente, ambas se acariciaron el rostro y el suelo se vistió otra vez de rojo como una avalancha hasta llegar a ellas. Las rosas se elevaron y comenzaron a girar sobre ellas formando un torbellino del mismo sentimiento que en ese momento se estaba expresando, se miraron fijamente a los ojos y se sonrieron. El pequeño tornado de rosas rojas desapareció pero regresaron en una imparable lluvia, un viento agradable y quisquilloso hizo presencia y ellas una vez más sintieron el sabor de sus labios.


Una respiración temblorosa, una mirada perdida en el techo, una pesadilla más, casi la misma de siempre: extraños sucesos del pasado, extrañas imágenes sin sentido y una joven hermosa que aparecía y la volvía feliz. La chica tragó el aire que molestaba a su boca y luego giró su cuerpo para quedar mirando a la pared, a su derecha; intentó cerrar los ojos pero apenas lo hizo la puerta de su habitación se abrió bruscamente.

- Erika... Erika... despertate ya nomás- ordenó una señora cuyo aspecto no se entendía en la oscuridad y agregó- no quiero que llegues tarde al colegio, entendiste?- su voz demostraba cierta irritabilidad.

La chica solamente respondió con un “Aha” y viró su cuerpo contemplando de nuevo el techo. Se llevó el brazo izquierdo al pecho y comenzó a acariciar su muñeca con la mano derecha, unos segundos y un resoplido dio a entender que no fue tanto una pesadilla lo que tuvo, excepto por la chica que en ella venía a salvarla de la soledad. Dejó caer su brazo izquierdo sobre la cama donde en su muñeca, se veían unas marcas superficiales hechas con el simple intento de ver hasta donde llegaba su valor, su odio, su tristeza; y una cicatriz de unos cuatro centímetros a lo largo de su antebrazo que ya relataba un intento único por escribir su propia desaparición. En su oscuro rostro se notaban las ganas de prorrumpir en sollozos, se tomó el tiempo que fuera necesario para lograr calmarse. Un último resoplido y se levantó de la cama.


El viaje al colegio fue igual que todos los días, ella sentada al lado de su madre, mirando en el espejo retrovisor su rostro amargo y desolado, unas que otras lágrimas caían y sus labios tiritaban de la incomprensible congoja que la acechaba desde hace unos años por culpa de la tormentosa infancia que desearía no volver a recordar, pero no estaba en sus manos, nunca hubo un padre y tampoco parecía que hubiera habido una madre, solamente una señora que satisfacía todas las necesidades de su hija sin realmente prestarle la atención que merecía. Quizás había amor, pero nunca era demostrado.

Recordaba su última visita al hospital, su muñeca sangrando a mares y el rostro arrugado de su madre por la preocupación. Lo hubiese logrado si no hubiese arrojado accidentalmente el vaso de vidrio que estaba en la sala cuyo ruido hizo que su madre apareciera ahí y la viera, en el suelo gimiendo del dolor y transformando el color de la alfombra del verde aceituna floreado a un rojo profundo. Tenía planeado hacerlo de nuevo, sin dudar y sin llamar la atención de nadie hasta que fuera demasiado tarde para salvarla, no era suficiente sólo vivir, mas necesitaba vivir por algo; y vivir por la esperanza de encontrar algún día la felicidad ya dejó de ser una opción agradable hace tiempo.

Bajó del auto apenas despidiéndose de su madre, caminó lentamente hasta el portón del colegio como si estuviera ingresando a un internado, no le veía tanta diferencia, ella odiaba ese colegio y casi toda la gente que había ahí, pocas eran las personas a las que ella consideraba amigos a pesar de que se rodeaba de muchas otras. Tal vez les brindaban momentos de alegría pero siempre insuficientes. Necesitaba algo más para sobrevivir al peso de su propia agonía fantasmal. La agotadora rutina, el mismo trajinar día tras día, la misma compañía, el mismo vacío. Hasta ese día…

En el primer recreo se dirigía a la secretaría del colegio a entregar unos papeles que una profesora le pidió, de la distracción ingresó a unas dos otras oficinas antes de llegar a donde debía y cuando por fin llegó a la secretaría el gemido de enojo de una chica le hizo mirar a su derecha, la luz del sol le pegó en el rostro y lo siguiente que pudo ver fue algo parecido a un ángel cruzándose en su camino, distinguió su rostro a pesar de la velocidad con la que ésta entró a la sala. Exánime pero de pie, tratando de encadenar el rostro de la joven a uno ya conocido, entonces recordó, sus asiduos sueños y la joven que en ella venía a su rescate. Era idéntica, blanca de ojos verdes y cabello castaño claro. Erika aún no había reaccionado unos segundos después, cerró sus ojos y lanzó un resuello de intriga, abrió sus ojos azules y entró a la secretaría como si nada.

Ahí estaba ella, la joven reposaba sus manos sobre un mostrador de madera oscura golpeando sus dedos contra este con delicadeza, vestía también el uniforme del colegio pero Erika sabía que tenía que ser una alumna nueva pues nunca la había visto y las clases comenzaron recién hace unas semanas. Se mordió el labio y se colocó a unos centímetros de ella, también colocando sus manos sobre el tablero, y cuando la secretaria se levantó y caminó hasta una oficina contigua Erika disimuladamente comenzó a desviar su mirada hacia esa chica tan interesante, comenzó a recorrer todo su cuerpo con la vista desde sus piernas moldeadas a la perfección y bien expuestas gracias al ajustado Jean azul marino y una remera blanca que ponía a la luz unas curvas dignas de ser envidiadas. La muchacha se percató de que estaba siendo observada de pies a cabeza y sin que Erika pudiera imaginarlo, ella le devolvió la mirada justo a los ojos, ambas simplemente quedaron mirándose por unos segundos y sin poder evitarlo la chica transformó su cara de una seriedad inocente a un semblante risueño y algo temeroso. Sin duda alguna era la misma que en sueños resultaba su única salvación.

Hola – apenas lanzó Erika con voz baja y suave.
Hola – le devolvió la chica y volvió a bosquejar una sonrisa, ésta vez más obvia que antes. Erika no pudo contenerse y delineó en su rostro la primera sonrisa verdadera en mucho tiempo, original y sincero.

Algo diferente ocurrió ese día, algo inesperado pero sin embargo, fascinante. En un momento perdurable de miradas inocentes y delatadoras una sensación acelerada de alegría se hizo presente y se volvió conquistadora de emociones. Un encuentro único y eterno en una oficina cualquiera, en una institución cualquiera, que nadie podría imaginar. Erika no estaba acostumbrada a sucesos como este, que la hicieran dibujar sinceras sonrisas de oreja a oreja, no sabía si estaba preparada pero no perdería su tiempo averiguando eso, sino simplemente aprovecharía el momento que le fue concedido para comenzar a ser feliz.