¿Apartamento en la costa o soga al cuello eso sí, con nudo marinero-? Ante tan desolador panorama, decido hacer algo para recuperar esos rescoldos de salud mental que aún creo poseer.
Hoy es MI día. Hoy toca homenaje. Os odio a todos y me ventilo los pamplinas pro-revivals, pero hoy, hoy es un gran día para homenajearme. La tarea no va a ser sencilla, me quiero demasiado como para dejar cabos sueltos cuando el homenajeado es un servidor. Sería sencillo caer en la tentación... pero no, no va a estar fundamentado en los 60 o los 70. Sin embargo, (y aquí os recomiendo coger aire antes de encarar el Tourmalet), el amiguete del pedal mágico que me contó que Jeff seguía vivo en algún recodo de este universo, hará acto de presencia. Él, sí; y también ese macarra que vivió el ambiente parisino en su momento más idílicamente soñado; a pesar de que como las mujeres españolas.... Eso, o algo parecido, ya que dadas las turbulencias sonoras a las que nos habituó, difícil me es ser clarividente. Abstenerse aquí los listos yo lo sé todo Ambigú. Por qué no, hoy no toca. Hoy, como ya sabéis bien, hoy es MI día. Y sí, el niño que el Mississipi se nos llevó, tendrá un rol protagonista. Tampoco se trata de tirar de ese réquiem maravilloso, pero algún apaño haremos. Y si me pongo tonto, pues dejaré que El Poeta me hostigue, pues de sobras sé que su propósito será ser comedido.
Lluvia eterna tras ponerme en mi lugar, pues hay días en que siempre llueve y no por ello dejo de sonreír. Y si 3D me lo permite, me pondré tierno de nuevo... siempre y cuando al chico tramposo no le genere cuadro de ansiedad alguno.
Labia desde la gran manzana. Será este un manjar seductor si viene precedido de tu consentimiento. De TU consentimiento, yonqui al que anhelo tan basta pasión por el POEta. Y dejaré sonreír al holgazán que me hizo de guía en un Madrid nocturno y turbulento; me merezco un homenaje futbolero. Se merece su parte del pastel.
Vale, lo reconozco, mi lado más oscuro saldrá a relucir, y querré ser freakie por un momento, creyéndome un Madelman. Pero recobraré la realidad con la ilusión de un infante gracias al brujo delujo Juan Palomo. Que ya sabéis, yo me lo guiso...
Y si con esto no es suficiente, tras patalear como un niño y chillar como una loca, me relajaré un poco, dejando poner la guinda a esta receta a mi niño con algo de áspero country.
Siempre me quedará esa amarga pastilla canadiense si no logro digerir este festín.
Sí, creo que ya lo tengo. Hoy es MI día. Hoy, toca homenaje. ¿A qué esperas tú, envidioso?
RadioK*