REGALO PARA DSD... DE LO QUE UN DIA ME PASO A MI...(FELICIDADES)
Hoy lloraba con tus ojos pegados en mi retina como se pegan las cosas pequeñas en la piel, como las maderitas de los muebles, invisibles cuando pasas la mano pero punzantes y lastimosas cuando las tienes dentro.
Porque será que las cosas sutiles, aquellas que amaneradamente nos invaden con un extraño alo de cotidianidad, se acercan tanto que las hacemos nuestras. Tan nuestras que cuando se van las extrañamos tan irremediablemente como el aire, son partes de nosotros que se alejan, que se van.
Fragmentos rotos de una retina con memoria, memoria hiriente, memoria tan cercana en el tiempo como el corazón manda. Porque el corazón mide extrañamente en una medida invisible. Porque aún te espero y cuando lloro, no lloran mis ojos lloran los tuyos pegados en mi retina.
Me gusta decir que se me ha metido una motita de polvo para justificarme, esa motita que eres tu. Y estos los ojos que aún te miran cuando nada miran, paradójico, verdad?
Subo a la terraza de mi escalera de vecinos tan globalizada como repetible. Tan única como todas las escaleras de vecinos que existen. Subo armado de un par de libros y una pesada carga de olvidos y melancolías que solo desenpolvo en la soledad buscada. Como hoy.
También, pero esto lo escondo, me acompaño de un bolígrafo usado y trozo de papel escaso.
El bolígrafo está usado porque solo estos conocen los surcos que hacen las palabras y ciegamente confío en su destreza para que me ayuden, el papel es escaso porque solo quiero decir lo que solo quiero decir, hay que darle la justa medida a las palabras, porque encierran un valor casi mágico para mí. Sosegan, animan, construyen y reconfortan pero también destruyen, degeneran, esquivan, y mienten. Cuidado con las palabras porque tienen vida. Es por eso que mi bolígrafo es sabio y mi texto escaso.
El ascensor solo llega a la quinta planta desde allí hay una escalera que abre los ojos al halcón, la vista de pájaro de mi ciudad Barcelona, una vista del mundo que tu me regalaste. Un secreto a voces de nuestros abuelos olvidada por dos generaciones de hijos y nietos apegados al terrenal suelo. Tu mayor regalo. Mi terraza.
Esa para mí es la habitación de mis sueños tan cerrada como mi cabeza que imagina las paredes pintadas de color nube y azul cielo, de color viento y solecito, de color soledad y de color tuyo. Porque siempre eres una pared en la habitación de mis sueños, un color, un matiz, una textura. Siempre acabo allí. Por eso el ritual es el mismo. Nada más abrir la puerta del ascensor, saco de mi bolsillo la llave alargada de la puerta. Es una llave que no guarda un tintineo inquietante, y es la única, porque solo la acompaña un cordel con un trozo de plástico donde se lee TERRAZA (de las cosas de no perder, pensé entre mí cuando lo escribía).
Subo pausadamente los treinta y dos escalones con una sonrisa de soslayo de las que usaba Bogard en sus películas. Una de esas como diciendo yo sé el final de todo esto y no es nada bueno, Tienes un cigarro nena? Y al acabar los treinta y dos escalones meto la llave con rumbo y la hago girar infinitamente hasta escuchar el chasquido esperado. Después acompaño la puerta con minuciosidad, dejando que entren uno a uno los rayos del sol y me inunden poco a poco. Luego entro en el balcón de tu recuerdo, la escalera de color. Tu color, mi regalo.
El primer paso siempre lo doy con el pie izquierdo como me enseñaste, por el que dirán. Después lo que allí sucede no tiene importancia, la verdad es que lloro, lloro mucho, abundantemente diría yo, pero eso es poco común, como tu decías que es lo cotidiano lo que nos hace especiales, es escuchar Sabina, es hablar de cosas interesantes, hablar de sueños infinitogesimales y abrir heridas suicidas tan sordas como sangrantes y tan mudas como los labios de los besos sin amor. Y eso me hace tan común con mi gente y me siento tan humano que huyo como tu me enseñaste porque tu regalo es para sentirme por un momento tan cerca de tus ojos como el halcón que sobrevuela la ciudad lo está de donde fija la mirada. Cerquita de ti, lejos de todo.